miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿cómo defiendo mi título de adicto?

Se dice que por cada adicto habrá un padrino en puerta esperando rescatarlo de las fauces del infierno; que el control del cuerpo y los placeres dan larga vida a quienes lo dominan.

Que locos son aquellos que se entregan a los placeres mundanos de la vida; que sólo prosperarán los rectos de espíritu y carácter.

¿Acaso no tenemos grados de adicción? ¿no existen grados de concentración para las necesidades? ¿podemos cargar con la libreta de raciones para disfrutar de los placeres?

Los grandes escritores han sido en su mayoría militantes de la izquierda, en tinta plasmaron su simpatía hacia las raciones.

Yo soy una militante consagrada, siempre cuidando provisiones para los tiempos de sequía... podría llamarme adicta al café, al amor, a un buen libro, al alcohol, pero siempre en dosis pequeñas y concentradas... dos cucharadas soperas en cada comida, al grado máximo y con larga degustación del paladar ¿es que así puedo tomar el título de los bienaventurados?

Saltando de nuevo...

La zanca saltarina!!!